La historia de Puerto Escondido es también la historia de comunidades que, cada temporada de huracanes, se organizan solas. Sin apoyo suficiente, pero con mucha experiencia, enfrentan año con año un clima cada vez más violento. La falta de ayuda concreta del gobierno, como denuncian los pescadores, revela una deuda pendiente con quienes dependen directamente del mar para sobrevivir.
- Pescadores como Narciso Vargas y Valente Ramírez, miembros de cooperativas como Cayuqueros y Rumbo Fijo, se han encargado de amarrar sus lanchas y asegurar sus viviendas, muchas de ellas hechas con lámina, lo que las hace vulnerables a vientos fuertes.
- Aunque existe una organización comunitaria notable, los pescadores denuncian la falta de apoyo gubernamental real: el traslado de las embarcaciones ha corrido por su cuenta, pagando hasta 600 pesos por remolque.
- Mientras tanto, en la zona comercial de la playa, no todos los negocios han cerrado. Algunos restaurantes y cafeterías siguen atendiendo, desafiando las condiciones climáticas y el llamado oficial a extremar precauciones.
- Muchos locales atribuyen la barrera natural del cerro Punta Zicatela como una especie de protección: “Aquí casi no pegan los huracanes”, afirman, aunque reconocen que huracanes como Paulina (1997) y Carlota (2012) sí dejaron estragos.
- Surfistas han sido vistos en la playa de Zicatela ignorando las banderas rojas y los avisos de prohibición, lo que refleja tanto la cultura de desafío como la subestimación del riesgo.
- La Conagua y el Consejo Estatal de Protección Civil advierten que Erick puede intensificarse a huracán mayor (categoría 3 o más) en cualquier momento.
- Se esperan lluvias torrenciales, oleaje elevado y rachas de viento intensas. Como medida preventiva:
- Escuelas fueron cerradas en 34 municipios de las regiones Costa, Istmo y Sierra Sur.
- Se han construido muros de contención con sacos de arena y canales de desfogue para evitar inundaciones en restaurantes frente al mar.
