El zapatero Jesús Hernández Gaytán, con 54 años de experiencia en la reparación de calzado, aseguró que los zapatos que se venden por catálogo y muchas marcas comerciales actuales carecen de calidad, ya que están elaborados principalmente de hule y no de piel o cuero como en décadas pasadas.
El artesano explicó que la mayoría de estos modelos tienen una duración muy corta, pues la suela suele dañarse en cuestión de semanas, lo que representa un gasto constante para los compradores. Señaló que el problema también se presenta con los zapatos de origen chino, que además resultan imposibles de reparar debido a su fabricación.
Zapatos se dañan en semanas
Hernández Gaytán comentó que es común que lleguen clientes a su taller con zapatos prácticamente nuevos, pero ya inservibles.
“Aquí llegan personas y me comentan que no tienen un mes que los usan y ya no sirven. Al momento de revisarlos se puede detectar si tienen o no reparación, pero después de conocer el precio argumentan que es mucho dinero, cuando en realidad este oficio también debe valorarse”, expresó.
El zapatero indicó que algunos clientes aceptan pagar alrededor de 500 pesos por la compostura, ya que en muchos casos el calzado les costó hasta mil 200 pesos y no les duró más que unos meses.
Moda sin calidad
De acuerdo con Hernández Gaytán, los zapatos de catálogo suelen venderse bajo la etiqueta de “moda y alta calidad”, pero en realidad ofrecen un tiempo de uso muy limitado.
“Con el paso de los días las personas se dan cuenta que serán muy bonitos y con estilo, pero sin calidad. Al final pagaron mucho por algo que en cierta forma no sirve”, señaló.
El reparador de calzado lamentó que, a diferencia de décadas pasadas, cuando el calzado se elaboraba con piel y cuero que garantizaban resistencia, ahora los modelos de hule dominan el mercado.
Zapatos chinos, imposibles de reparar
Hernández Gaytán destacó que la situación es más crítica con los zapatos chinos, pues su fabricación impide cualquier tipo de reparación, ya que ni las suelas ni el resto de la estructura permiten intervención.
Agregó que el consumidor termina perdiendo más dinero al comprar modelos que no ofrecen durabilidad, mientras que el oficio de zapatero lucha por mantenerse vigente a pesar de los cambios en la industria del calzado.