La historia de Altos Hornos de México (AHMSA) comenzó a escribirse rápidamente en 1942. En abril de ese año, los primeros materiales para la construcción de la planta siderúrgica llegaban a la estación de Villa Frontera. Previamente, el 31 de diciembre de 1941, el Ing. Harold R. Pape arribó a Monterrey, Nuevo León, por ferrocarril. Unos días después, el 4 de enero de 1942, Pape llegó a Monclova acompañado de los ingenieros José de la Fuente, Kane, Thomas y Ferguson, para revisar en campo los detalles del proyecto de construcción de la planta.

Monclova en 1942: una población apacible
En aquel entonces, Monclova era una ciudad tranquila y en declive tras la recesión mundial de 1929. Carecía de electricidad, tenía solo dos largas calles paralelas al río, una docena de automóviles y un único hotel, el Germanía. La economía dependía de la agricultura, principalmente de la producción de aguacate y nuez. Curiosamente, la estación del ferrocarril fue construida lejos del casco urbano para evitar que los humos afectaran los nogales y que los ruidos espantaran al ganado.
En ese contexto, el entusiasmo por el proyecto siderúrgico era palpable. Según la Sra. María Teresa Páez, primera secretaria del Ing. Pape, la frase “¡Es un hecho!” se volvió común entre los habitantes, reflejando la esperanza que despertaba la llegada de AHMSA.

Testimonios y anécdotas
La Sra. Páez, madre de Juan Guerra y esposa del doctor Guillermo Guerra Valdés, fue retratada por Suzanne Lou Pape, obra que aún se conserva en la familia Guerra. Por su parte, el Ing. José de la Fuente, quien trabajó en AHMSA hasta su fallecimiento, relataba cómo las primeras contrataciones ofrecían dos pesos diarios a los obreros, un salario atractivo frente al peso que se ganaba en actividades agrícolas. Para la década de 1950, el sueldo había incrementado a diecisiete pesos diarios.

Fechas clave en la construcción de AHMSA
- 5 de octubre de 1942: Inicio de la construcción de la planta.
- 2 de junio de 1944: Inauguración del Horno Guadalupe, marcando el inicio de operaciones de AHMSA. Durante la ceremonia, Luis Fink pronunció el discurso en inglés, mientras que el sacerdote Román Blanco dio la bendición, siendo este último señalado como accionista de la empresa.

Un legado para Monclova
La llegada de Harold R. Pape y sus colaboradores transformó a Monclova en el corazón siderúrgico de México. Este proyecto no solo cambió el panorama económico de la región, sino también el futuro de miles de familias que encontraron en AHMSA una oportunidad de progreso.

Arnoldo Bermea
Cronista de la Ciudad