Monclova, Coahuila.- La desaparición de Kimberly, quien estuvo ausente varios días antes de ser localizada en casa de su abuela materna, ha sacado a la luz las fracturas y conflictos que atraviesan a su familia. Su madre, Sandra Lizbeth Raygoza Fernández, compartió cómo su propia infancia difícil ha influido en su lucha por proteger a sus hijos y romper con los ciclos de disfunción familiar.
Días de angustia y búsqueda
Sandra Lizbeth describió la desesperación que sintió durante los días en los que su hija estuvo desaparecida. Organizó una intensa búsqueda con la ayuda de amigos y familiares, recorriendo hoteles, terminales de autobuses y distintas zonas de la ciudad.
La incertidumbre terminó cuando las autoridades informaron que Kimberly estaba con su abuela materna. Aunque Sandra expresó alivio al saber que su hija estaba bien, también señaló que el hecho desvió recursos que podrían haberse destinado a otras desapariciones urgentes.
“No guardo odio hacia mi madre, pero esto no puede quedar sin consecuencias. Mi única prioridad es que mi hija esté segura y que algo así no vuelva a suceder”, enfatizó.
Una historia familiar complicada
Sandra recordó su propia infancia, marcada por la ausencia de estabilidad y una relación conflictiva con su madre, Lizeth Fernández. Relató que pasó gran parte de su niñez bajo el cuidado de sus abuelos, quienes la criaron debido a los problemas de salud de su abuela. Sin embargo, tras el fallecimiento de ambos, se vio obligada a regresar al cuidado de su madre, donde persistieron las dificultades.
“Crecí en un ambiente muy complicado. Mi madre protagonizó situaciones que afectaron profundamente a mis hermanas y a mí”, confesó.
Esta experiencia, asegura, ha sido su mayor motivación para intentar crear un ambiente más estable para sus hijos, aunque admite que los retos han sido constantes.
“Trabajo para darles una vida mejor, pero siempre estoy pendiente de ellos. Si no puedo estar cerca, los dejo con alguien de confianza. No quiero repetir los errores del pasado”, explicó.
El hallazgo de Kimberly en casa de su abuela materna intensificó las diferencias ya existentes entre Sandra y su madre. Aunque todavía no se determina si la menor estuvo allí voluntariamente o bajo presión, Sandra expresó su preocupación por la seguridad emocional y física de su hija.
“Kimberly confía mucho en su abuela, pero eso no justifica lo sucedido. Este tiempo lejos de mi hija ha sido un tormento”, afirmó.
Asimismo, destacó que, durante los días en los que Kimberly estuvo desaparecida, confió plenamente en las autoridades y realizó todo lo necesario para facilitar las investigaciones.
Sandra declaró desconocer las razones que llevaron a su madre a actuar de esa manera y aseguró no guardar rencor. Sin embargo, pidió que se haga justicia para evitar que una situación similar vuelva a ocurrir.
“Solo quiero que esto sirva como aprendizaje, que mi hija esté protegida y que podamos sanar juntas”, dijo con firmeza.