Bajo muy buenos auspicios, “El Salón Primavera” que regenteaba la empresa Bouvi y Garza Lozano, habían verificado la reapertura de sus funciones. La empresa en su afán de proporcionar al público monclovense espectáculos dignos de su cultura, no había escatimado ni esfuerzos, ni recursos para contratar a las “Hermanas Guerrerito”, notables bailarinas de quienes en la prensa del país, se habían vertido muy merecidos elogios.
Su debut anunciado para el 02 de junio de 1910, se verificó, según decían, ovacionando su trabajo y con un éxito por demás lisonjero. El programa se compuso de vistas cinematográficas de buen gusto, formado por tres tandas, y en las que las simpáticas hermanas “Guerrerito” cantaron respectivamente los celebrados couplets (coplas): “La Madrileña”, “Chauffer” (calor), y “Los Bosos a Dúo”, ejecutando como complemento en cada uno, bailes españoles con verdadero arte.
Se volvieron a presentar los dos siguientes días, teniendo el auditorio el gusto de ver nuevamente a las “Guerrerito”, que tanto en las vistas como en los couplets y bailables, habían variado parte del programa.
Desilusionadas de nuestro público, el 06 de junio salieron rumbo a Aguascalientes. Definitivamente se llevaban de aquí, una muy mala impresión de como fueron recibidas.
Algunas familias dieron en decir que los hermosos bailables que ejecutaban las “Hermanas Guerrerito”, eran inmorales, y eso bastó para que el elemento femenino brillara por su ausencia en las funciones. Los más ilustrados, manifestaban que no podía atribuirse a otra cosa, más que a la ignorancia y a la falta de cultura, pues según ellos que decían haber tenido ocasión de vivir en grandes centros, lo menos que pudieron hacer, fue aplaudir la artística presentación. Decían que las “Hermanas Guerrerito” gozaban de buena reputación en sus trabajos, en el arte coreográfico, y lo probaban elocuentemente numerosos artículos de la prensa tanto del país, como el de Cuba, que tuvieron oportunidad de ver coleccionados en el álbum de sus memorias. Puntualizaban que eran enemigos de la pornografía en el teatro, y que serían ellos los primeros en combatir la labor de aquellos que intentaran introducirla; por ejemplo si se tratara de algunas obras del “género erótico” como “La Corte del Faraón”, “La Ola Verde”, y otras por el estilo, esas si serían rechazadas.
Imagen de las artistas publicada en la cartelera de la época.
Arnoldo Bermea-La Historia nos une-