La vocación de servicio perdió a uno de sus más fieles representantes este sábado por la mañana, cuando el rescatista voluntario Julio César Moreno Pérez, de 48 años, sufrió un infarto mientras se tomaba una taza de café en su hogar.
Julio César, quien inició su trayectoria como socorrista a los 18 años, dedicó más de tres décadas a ayudar a los demás sin esperar nada a cambio. Su camino como rescatista comenzó en el cuerpo de Águilas Dotadas, para después integrarse al grupo de Ángeles Voluntarios. Posteriormente, formó parte de Cruz Ámbar y, finalmente, en el Grupo de Urgencias Básicas Coahuila (GUBC), donde entregó sus últimos años de servicio.
Sus compañeros lo recuerdan como un hombre amable, incansable y con un espíritu solidario que inspiraba a quienes lo rodeaban. “Era de esas personas que siempre estaban listas para ayudar. Podíamos contar con él para lo que fuera, ya fuera un accidente o una colecta para la comunidad,” expresó un colega Gustavo Espinoza del GUBC.
Julio César no solo aportaba su tiempo y esfuerzo en emergencias, sino que también era conocido por su labor en los cruceros, donde se colocaba a botear para recolectar fondos que permitieran mantener el funcionamiento de los grupos de rescate en los que participaba.
Su repentina partida ha dejado un vacío en el corazón de quienes tuvieron el privilegio de trabajar a su lado. Sus compañeros del GUBC le rindieron un homenaje esta mañana, recordando su entrega y dedicación a la ciudadanía. “No solo perdemos a un compañero, perdemos a un amigo y a un ejemplo de lo que significa ser voluntario de corazón”, dijeron.
El grupo de rescate al que pertenecía lamentan profundamente su pérdida, reconociendo que su legado vivirá en cada acto de solidaridad inspirado por su ejemplo.
